En estos días en los que la tradición nos invita a recordar a nuestros seres queridos que han muerto, y a reflexionar en la trascendencia que el hecho de la muerte puede implicar, yo quiero compartir un hermoso poema que data del año de 1973 según el papel en el que lo encontré escrito a tipograrfía de máquina de escribir, que era lo común en aquellos años.
En este poema, el autor, A. E. G. -a quien extiendo mi reconocimiento- según dice el nada reciente documento mencionado que encontré al revisar una caja que como resulta lógico adivinar, hace mucho, mucho tiempo que no había yo depurado, hace una inspirada descripción y atinada comparación entre los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, -tan conocidos por todo mexicano-, y nuestra misma Nación, hablando del primero como si de nuestra Patria se tratara, en una situación de postración y desengaño con una buena parte de su pasado ya como Nación independiente, mientras que en voz y actitud, al Popocatépetl lo hace representar la posición viril e indomable del verdadero México y los auténticos mexicanos, que no se doblegan, que tienen ideales, y que están destinados a hacer vibrar a la Patria para impulsarla a salir de su letargo.
Al recorrer el poema nos damos cuenta de que sin importar que sea de la primera parte de la década de los 70s, sigue pleno de vigencia, que podríamos seguir añadiendo nombres y agravios, por lo que el llamado que nos hace y que pone con toda claridad, en la viril vehemencia del Popocatépetl a “su amada”, debieran resonar en nuestros oidos, retumbar en nuestros corazones y mover nuestra voluntad para emprender el camino y llevar a México al cumplimiento de su destino, tal como lo indica también nuestro Himno Nacional, símbolo y esencia de nuesta más radical naturaleza, radical, que no significa exageración o fanatismo, radical que refiere a raíz, desde la raíz hasta los frutos, eso está en nuestra naturaleza como Nación, un destino eterno escrito por el dedo de Dios y sellado por el amor de María de Guadalupe.
Te invito a leer, a reflexionar y a tomar acción desde donde te encuentres y haciendo lo que haces, porque México es el ser querido de millones de mexicanos que sabemos que no ha muerto y que lo amamos, ¡que nuestra querida Patria vive!, México tiene futuro, trascendencia a partir de la aceptación de lo que es y de su origen, pero haciéndolo con este enfoque, con esta fuerza inspiradora, con gallardía, de forma ordenada, constante, incansable, trabajando día a día, hasta lograr que la Patria se levante y que se dirija al cumplimiento de su misión.

Patria Excelsa Yace inerte el Iztaccíhuatl representando a la Patria, yace la “Mujer Dormida” de sus hijos olvodada, yace sufriendo ignominias, humillaciones y lágrimas, desprecios e ingratitudes... y por muchos traicionada, yace sin luz y sin vida, casi sin fé, ni esperanza, yace inerte el Iztaccíhuatl representando a la Patria. ---------- ¿Por qué prefiere esconderse bajo de sus níveas sábanas? ¿Por qué prefiere soñar e irse al mundo de la Nada? ¿Por qué llora?, ¿por qué sufre?, ¿por qué su vida es amarga? Porque a mi Patria sufrida le han escupido la cara; porque la hicieron escarnio y fue su honra mancillada. Porque en su historia tan triste siempre ha sido manejada por traidores criminales desde la secreta kábala; porque el vecino del Norte la mantiene esclavizada. Porque sus fiestas de pueblo ya no nos importan nada; porque son sus carnavales fiestas de corte romana; porque sus grandes metrópolis casi no son mexicanas; porque en el aire se escucha sólo música importada como si nuestros corridos casi nos avergonzaran. ---------- Porque su tierra tan linda de rosas y jacarandas, de zempasuchil y lirios o de escarpadas montañas o de bosques tan frondosos de valles y cataratas, es un suelo de brahmanes que está habitado por parias. ¿Por qué llora amargamente mi queridísima Patria? Porque sus hijos adoran otras deidades extrañas, porque sus hijos estudian teorías exóticas, raras utopías que nos trajeron desde la Rusia lejana y que por más que las fuercen en esta tierra no cuadran. ¿Por qué gime el Iztaccíhuatl represenando a la Patria? Llora por haber tenido en sus hijos a un Santa Anna, a un Juárez, a un Valentín, a un Lorenzo de Zavala, que vendieron sin escrúpulos el futuro de la Patria. Y por haber concebido a un Emiliano Zapata, a un Obregón, a un Plutarco, a un Venustiano Carranza y a sus colegas infames, hordas revolucionarias tan canallas cual traidores como Portes Gil o Cárdenas. ---------- Por todo esto llora y sufre bajo de sus níveas sábanas el Iztaccíhuatl inerte representando a la Patria.

II Inmenso “Volcán que fuma” -Popocatépetl le llaman- con fuego y calor interno, como constante amenaza, centinela esplendoroso, de chimenea apagada que encorvado está cuidando el sueño de su amada, la que inerte yace y sufre representando a la Patria. ---------- También el “Volcán que fuma” también el “Volcán de llamas” -inmenso Popocatépetl- representa a nuestra Patria. Pero sólo representa a la nación mexicana que lleva un fuego encendido dentro sus propias entrañas. Representa al mexicano que tiene fé y esperanza, al campesino que siembra, al patriota que trabaja, al mexicano que lucha, al mexicano que ama, a la escondida energía de la Nación mexicana. Es el águila grandiosa de nuestra insignia adorada que destruye a la Serpiente infernal entre sus garras, y que tiende libremente hacia lo Excelso, sus alas. Es el gran “Volcán que fuma” la juventud del mañana, la que estudia y se ejercita, la que con fé se prepara, la que lucha por ideales, y que se entrega sin tasa, y que le reza a su Madre: la Virgen Guadalupana. ---------- ¡Oh!, inmenso “Volcán que fumas” que representas la Patria, ¡arde en erupción intensa y abrasa todo en tus llamas!, ¡deja tu calor salir y por doquiera entusiasma!, y pues el Dios que te crió y que te dió cuerpo y alma, fuego te dejó en la Tierra, ¿Qué querrá sino que ardas? ¡Arde pues “Volcán que fumas”! ¡Explota “Volcán de llamas”!, rompe esas crueles cadenas con las que preso te hallas, quita el yugo que te oprime y desenfunda la espada, y lucha valientemente por tu Dios y por tu Dama, y del sueño aletargado en el que yace tu Amada despiértala con un beso del fuego de tus entrañas. Y al Iztaccíhuatl inerte que representa la Patria ¡grítale con energía!, ¡grítale a toda garganta!, como el Redentor a Lázaro: “Patria: ¡levántate y anda!”.

¡México no ha muerto! ¡México vive! ¡Viva México!
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