¡Viva Cristo Rey, Juventud, Cristo es tu Rey!

“Concédeme Señor, que mi último

grito en la Tierra Y mi primer

cántico en el Cielo sea:

¡Viva Cristo Rey!

Anacleto González Flores.

Desde los primeros tiempos de la Iglesia Católica hasta nuestros días, la figura de Cristo ha sido la que más hondo ha calado en el corazón de la humanidad, para muchos ha sido un modelo, y para otros, aunque resulte difícil creerlo, ha sido un enemigo que vencer, muy pocos, han sido indiferentes.

Cristo se nos presenta, según dice el Cardenal Joseph Ratzinger, en una de sus homilías de Navidad, escondido en la forma de un niño, con la intención, continúa diciendo, de que le podamos hablar de tú. ¿Te das cuenta lo que esto significa? Hay una frase que dice: “Increíble no es que el hombre haya pisado la luna, increíble es que Dios haya venido a la Tierra”.

Lo que no podemos negar, porque las evidencias históricas han sido continuas desde que se produjo el gran acontecimiento de que Cristo, bajo cualquiera de las diversas formas, manifestaciones, ministerios, vocaciones o como les quieras llamar, es que la decisión que tomaron los pastorcillos en el campo -¡Vallamos a Belén!- la noche de la Navidad, después de escuchar la noticia por parte de los ángeles, no ha dejado de ejercer su influjo, es una voz interior y una necesidad que todos, en algún momento de la vida hemos sentido, hemos escuchado, y al cual hemos respondido también de las formas más diversas, desde las parcelas más variadas, pero con frutos abundantes a lo largo de estos más de 2000 años.

La otra nota característica, en cuanto a quienes hemos respondido a este misterioso llamado, a esta como ansia, como presentimiento de que hay algo más allá de lo que nos muestra la realidad material y cotidiana, es que muchos lo hemos escuchado y lo hemos seguido, desde la juventud, si no es que desde la niñez, y esto independientemente de que hayamos o no hayamos tenido formación religiosa, nuestra propia naturaleza, desde lo más profundo y lo más íntimo de nuestro ser, es la que nos murmura al oído algunas palabras como éstas, que pronunciara el querido Papa San Juan Pablo II en la vigilia de oración con los jóvenes el 19 de agosto del año 2000: “Él es la belleza que tanto les atrae; Él es quien les provoca con esa sed de radicalidad que no les permite dejarse llevar del conformismo; es Él quien les empuja a dejar las máscaras que falsean la vida; es Él quien les lee en el corazón las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar; es Jesús el que suscita en ustedes el deseo de hacer de vuestras vidas algo grande”.

Y de todos los modelos que puede inspirarnos la figura de Jesús, seguramente que la más importante es mirar a Jesucristo como Rey del Universo, esto es natural, porque a pesar de la humildad de la presencia con la que vino al mundo, escondido en un niño, quien desde entonces ya tenía enemigos que lo quisieron matar, fue precisamente porque vieron en Él a un rey más poderoso, ante quien no se quisieron postrar, y ante quien a la larga, terminaron por ser derrotados, a pesar de que creyeron que al verlo muerto en la cruz, habían triunfado.

Y los jóvenes a lo largo de la historia, insisto, nos hemos identificado con su misión de Rey, porque también nos sentimos honrados de ser servidores de quien es causa y razón de todo lo creado, de Jesús, ante quien toda rodilla se dobla en el cielo y en la tierra, y quien compró para nosotros, con el precio de su sangre, la posibilidad, si la aceptamos, de la gloria eterna.

Y no es que yo me incluya entre los jóvenes debido a mi edad actual, sino porque desde que era joven, tuve el privilegio de sentir ese llamado, llamado al que durante muchos años en la década de los 70 y subsecuentes, respondí acudiendo año con año al Cerro del Cubilete, como uno más, al principio, de los miles de jóvenes que año con año a partir del año 1974, en el que se llevó a cabo la primera caminata juvenil al Cerro del Cubilete, en el que se encuentra el Santuario de Cristo Rey, bajo el lema: “Juventud, Cristo es tu Rey” .

Pero como te comentaba líneas más arriba, Cristo Rey tuvo enemigos desde que nació, y el caso de estas caminatas juveniles no ha sido la excepción, en la segunda edición de éstas, el año de 1975, -hace casi 50 años- el lema de ese año era: “Dejaremos nuestra huella”, y así fue.  Dos jóvenes miembros de la ACJM, Juan Bosco Rosillo Segura y Cesar Fernando Calvillo Silva, fueron asesinados a sangre fría, iban del “Cubilete” a Silao por una ofrenda floral para la Virgen de Guadalupe, fueron emboscados en el poblado de Aguas Buenas, situado a las faldas del famoso cerro. Ninguno de los dos superaba los 20 años, y ya habían sentido el llamado del que te hablé, y lo sellaron con su sangre inocente.

Esa misma noche, yo estuve en el lugar de los hechos, no fui testigo y por lo tanto no puedo dar detalles, pero éramos un grupo de aproximadamente 25 a 30 muchachos de los diversos grupos organizadores, tratando de entender qué había pasado, y qué tipo de odio había provocado la muerte de nuestros dos compañeros.  Lo que sí te puedo contar, es que al estar ahí en esos momentos, en aquel lóbrego sendero, en lo tenebroso de esa noche, ¡tuve miedo!, pero no un miedo a que ahí nos fueran a matar también a nosotros, sino porque tuve una clara percepción de una presencia maligna, sentí en el corazón como si fuera la respuesta que estábamos buscando, era como si alguien me susurrara con soberbia y de manera inmaterial: “He sido yo”, no hace falta decir quién, pero es quien se rebeló contra Dios desde el principio de la creación, llevo un recuerdo imborrable de aquella amarga experiencia.

Jóvenes eran también muchos de los que hace casi 100 años, aquí mismo en nuestro país, se opusieron con Fe, con valentía, con civismo y con honor, hayan no hayan tomado el camino de las armas, cuando se vivió en nuestro país el conflicto armado poco conocido llamado “La Cristiada”, período que se extendió entre los años 1926 a 1929, en los que las leyes anticatólicas desataron este período de persecución, del que surgieran innumerables héroes y mártires, de entre los que te propongo 2 como ejemplos:

El primero es Anacleto González Flores, beatificado por Benedicto XVI en el año 2005, quien después de una vida ejemplar, como hijo, como estudiante, como trabajador, esposo y padre, formador de católicos y líder social y espiritual de muchos en su natal Jalisco, después de haber sido torturado cruelmente, fue asesinado con una bayoneta que le atravesó el corazón, por el único delito de ser un buen cristiano, antes de morir perdonó a sus verdugos.  Esto sucedió el 1° de abril de 1927.  Fue condecorado por el Papa Pío XI con la Cruz “Pro Eclesia et Pontifice”, y la centésima segunda Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Mexicana lo declaró patrón de los laicos mexicanos el 7 de noviembre de 2016. Cuando murió tenía apenas 39 años.

De esta misma época, pero más joven aun, te propongo el ejemplo de José Sánchez del Río, niño cristero del estado de Michoacán, de 14 años tan solo, nació el 28 de marzo de 1913 y murió el 10 de febrero de 1928, quisieron obligarlo a renegar de la religión, y se negó tajantemente, le cortaron con cuchillo las plantas de los pies y lo hicieron caminar así hasta el lugar en donde fue asesinado, su último grito fue “Viva Cristo Rey”. Fue Beatificado por Benedicto XVI el 20 de noviembre de 2005, hoy hace exactamente 17 años, y el Papa Francisco lo Canonizó el 16 de octubre de 2016.

Para no extenderme más, el último ejemplo que te propongo es el del apóstol San Pablo, él era perseguidor de los cristianos, su nacimiento se ubica alrededor del año 10 de nuestra época, y los relatos históricos ubican el evento de su conversión, cuando Jesucristo lo derriba del caballo en el que iba a la ciudad de Damasco en su labor de perseguir cristianos, cerca del año 36, apenas a tres años de la muerte de Cristo, por lo que su edad en ese momento habrá sido de no más de 26 o 27 años, también un joven como te podrás dar cuenta.  Al ser derribado del caballo escuchó una voz que le dijo: – “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”- a lo que el joven Saulo respondió:

 – “¿Quién eres?”-, la voz le dijo: – “Soy Jesucristo a quien tú persigues”- y su respuesta fue: – “Señor, ¿qué quieres que haga?”-, para ese momento había quedado ciego.

Seguramente ese “…a quien tú persigues” de Jesús, tenía la doble connotación, la del perseguidor, pero también la de aquél que “persigue” en busca de ese llamado que ha sentido, al que quiere ser fiel.  Por eso lo llamó Jesús, y Pablo -que ese fue el nombre que adoptó-, lo siguió, ¡Y de qué forma!

Pues bien, hoy domingo 20 de noviembre de 2022 se celebra la Fiesta de Cristo Rey del Universo, pero también Rey de la Paz, con esta celebración se cierra el año litúrgico y a partir del próximo domingo inicia el tiempo de Adviento, la preparación para recibir el Nacimiento del Niño Jesús.

Aprovechemos, por tanto, joven, niño, mujer, ¡todos!, te invito, para celebrar a Cristo nuestro Rey, y a prepararnos siguiendo la voz de los pastores, “¡vallamos a Belén!”, y aprovechemos para rendirle homenaje a nuestro Rey, y después ir con el corazón dispuesto y hablarle cariñosamente al oído a ese niño “por quien todo ha sido creado”.

¡Viva Cristo Rey!


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