Carta a la Doctora Claudia Sheinbaum.
Quiero dirigirme a la Doctora Claudia Sheinbaum, presidente electa de México, en el contexto de la marcha y concentración de jóvenes el día de ayer primero de septiembre de 2024.

En México hemos tenido varias experiencias, sobre todo en casos de desastres naturales, en las que los jóvenes nos sorprenden, por su espontaneidad, por su capacidad de organización, por su idealismo, y sobre todo, porque sin pretender hacer demostraciones de nada, nos demuestran, que muchísimos de ellos, no tienen ni la mente ni la atención, solamente en lo que las pantallas de sus celulares les muestran, ya sean cosas de interés, de recreación, o a veces cosas quizás insulsas, como las que encuentran y colocan en TikTok, Instagram, o cualquiera otra de las redes sociales de su preferencia.
Ante la desgracia lacerante de un desastre natural, los vimos organizados y comprometidos, utilizando las redes para lograr mejores resultados en sus esfuerzos por ayudar, y lográndolo, así ha sido sobre todo ante la destrucción que dejan a su paso los terremotos, tanto en Oaxaca o Guerrero, como en la Ciudad de México, a usted le consta, pero también lo hicieron en Acapulco, ante la ola de destrucción y muerte que dejó el huracán Otis, ante los desatinos del gobierno, que, una vez más, se vio superado por la sociedad y en particular por los jóvenes.
Pero el día de ayer, también nos mostraron los jóvenes, muchos de ellos estudiantes en las instituciones de nivel técnico superior y superior, y muchos otros jóvenes, de cuerpo y de espíritu, yo estuve ahí, nos mostraron que las pantallas de sus celulares no son tan estrechas, ni tan insulsas, nos mostraron que tienen la capacidad, tal vez como característica du su generación, de estar atentos a la pantalla y al entorno, y cuando miran el entorno, no lo miran con inmediatismo o con frivolidad, ayer vimos que tienen la capacidad de mirar el entorno, pero también el futuro, y de hacerlo con mirada crítica, pero, y tal vez aquí es donde está la mejor parte, la mirada crítica la abordaron con una triple apertura, la apertura de mente, para decir no al denuesto, sino bienvenido el diálogo, la apertura de manos, para buscar un saludo, en la acepción más amplia del término, que permita, no el grafiti que insulta y que no respeta la propiedad de otros con el pretexto de expresarse, hubo por supuesto pancartas, mensajes, porras y lemas, unos tal vez más subidos que otros, pero siempre dentro de un ambiente de civismo, que tal vez no tenían o no tuvieron los movimientos del pasado. Y la tercera apertura, tal vez la más importante, la del corazón, pues desde el corazón se puede orientar la inteligencia en busca de verdad, y la voluntad en busca del bien, y al hacerlo de este modo, también lanzaron la mirada hacia el futuro, pues dijeron claramente que sin justicia -en el contexto de la reforma al Poder Judicial Federal- no hay futuro.
De esto, es de lo que no se trata este importante tema.
No podemos negar que hay una gran lección en el evento que protagonizaron los jóvenes el día de ayer. No hubo revanchismos, o reclamos airados, hubo planteamientos, hubo propuestas, hubo manifestaciones de buena voluntad y de apertura al diálogo y a la búsqueda de mejores soluciones para los problemas reales que tiene México.
Y yo le pregunto, Doctora Sheinbaum, ¿No siente acaso, aunque sea un poco de nostalgia, o un mucho de añoranza? Al verse en el espejo de esos jóvenes, ¿no la inundan los recuerdos de cuando estaba usted dentro de la UNAM y fuera de las rejas de las instituciones? Es una estampa un tanto contradictoria y es aquí donde yo me pregunto a mí mismo:
¿Será que los jóvenes se subieron en los relojes digitales de la historia con sus cambios cuánticos, y ahora asumen su papel como ha quedado establecido? En orden, con claridad, con organización, con propuestas, no con destrucción ni vandalismo. Y me pregunto también, y con gran preocupación, ¿será que usted y los que se encuentran hoy del lado de adentro de las rejas institucionales, se subieron al reloj de arena, el de la caída inevitable de los granos de la historia que nos llevan nuevamente al punto de partida, a estar y ser aquello a lo que usted tanto se opuso en su juventud? ¿A la falta de democracia y al autoritarismo? Hoy se encuentra usted dentro de las rejas, pero de unas rejas que no deberían de existir para nadie, las de las prisiones que cada uno se construye en su interior y de las cuáles solo nosotros mismos nos podemos liberar.
Y, sin embargo, hoy la paradoja de la Historia, que no es determinista, como muchos plantean, y no es determinista la Historia porque no puede serlo, pues los autores de la historia, los protagonistas, que somos nosotros los seres humanos, tenemos el gran ingrediente que no acepta programaciones inexorables, y hablo de la libertad, la libertad del hombre que hace imposible que la Historia sea determinista.
Por eso hablo de la paradoja, porque el día de hoy, usted, que, teniendo pensamiento materialista, puede encarnar un eslabón importantísimo de la otra Historia, la que se escribe con mayúscula, porque viene de la Dignidad Ontológica de quienes tenemos el libre albedrio, los seres humanos, la capacidad de levantarnos más arriba de lo que las circunstancias nos parecen colocar, y gritar ¡Eureka, soy libre! Con esa libertad y esa autoridad que no tendríamos, de acuerdo con mis creencias, que no pretendo imponer, pero que nos ha sido dada de lo alto.
Hoy, Doctora, usted tiene la posibilidad de salir al encuentro de los jóvenes, y con ellos y en ellos, también al presente y al futuro de nuestra Nación, y verlos a la cara, también con la mente, el corazón y la mano abierta, pues créame, las condiciones en las que se encuentra nuestro México, le harán voltear la mirada a toda la población, porque nos va a necesitar, se lo puedo asegurar, es muy difícil no darse cuenta de que nos va a necesitar, como sus gobernados, sí, pero también, como sus mandantes, de acuerdo con el principio democrático y plural, todos los ciudadanos mexicanos, somos sus mandantes, sus gobernados, y todavía estamos a tiempo de dejar de ser adversarios como se nos ha llamado desde ya hace demasiado tiempo, adversarios.
El tiempo de la unidad, que no del pensamiento único, puede nacer de la mano de su gobierno, para bien de todos, o podría perderse, por mucho tiempo, y entonces será usted la que se pregunte, ¿En cuál de los relojes de la historia me subí, y en cuál debería de haberme subido para trascender como gobernante de altas miras y de compromiso nacional?

Piénselo Doctora, piénselo bien, se lo pide encarecidamente ¡Un ciudadano!
Raúl Salas Torres
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