25 de enero ¡Jóvenes, vamos a Cristo Rey!

Imagen generada con Canva y archivo propio.

A 50 años del artero ataque en el que perdieron la vida los jóvenes Cesar Fernando Calvillo y Juan Bosco Rosillo, a manos de asesinos, enemigos de la Iglesia, los jóvenes mexicanos siguen asistiendo a este histórico monumento para ratificar su amor y fidelidad a nuestro Rey, el Cristo de la Paz. Aquí el mensaje para este año, de Monseñor Ramón Castro y Castro, Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Video tomado del canal de la CEM en YouTube

En aquel 1975, el comité organizador de la Marcha estaba coordinado por jóvenes pertenecientes a la Acción Católica de la Juventud Mexicana, años más tarde tomó el relevo en la organización el Movimiento Testimonio y Esperanza, quien lo tiene hasta el presente. Pero en razón del 50 aniversario, y ante la necesidad de difundir la vida y obra de estos jóvenes conocidos coloquialmente hoy en día como los Mártires del Cubilete, puesto que así fueron designados por Monseñor Rafael Muñoz, en la misa que se celebró, según estaba planeado, ahí mismo en el Santuario, haciendo referencia a la sangre de estos dos valientes muchachos. De un grupo de personas entre los que se encuentran los propios hermanos, sobrinos, amigos y personas de los lugares en los que desarrollaron su apostolado, ha surgido el nuevo movimiento Dejar Huella, que se suma en esta ocasión a la gran marcha juvenil, ya tradicional, a fuerza de seguir viniendo año tras año, con la intención de dar a conocer el legado de estos jóvenes, quienes con tan pocos años de vida, han logrado seguir produciendo fruto con su ejemplo.

Adicionalmente, este año que se cumplen los 50 años del trágico acontecimiento, se comprueba lo que la Historia siempre nos ha dicho, «Sangre de mártires, semilla de nuevos cristianos». Con este motivo, este año habrá una delegación representativa de los que en aquel lejano 1975, estuvieron como jóvenes, generación a la que le correspondió pagar el precio de la sangre con estos 2 compañeros, César Fernando Calvillo y Jan Bosco Rosillo, quienes además de haber dejado, como ya se dijo, un legado vigente de su apostolado, hoy vienen a convocar a los jóvenes de hoy a comprometerse a otros 50 años de estos encuentros de miles de jóvenes con Cristo Rey. Quienes estuvimos hace 50 años, entregaremos una antorcha simbólica del relevo generacional, así como un pergamino a cada una de las organizaciones participantes, la ACJM, Testimonio y Esperanza, y Dejar Huella, que se suma para hacer suyo también el compromiso que asumen al recibir esta estafeta generacional, simbolizada tanto en la antorcha, como en el pergamino que cada movimiento recibirá el viernes 25 de enero, previo al inicio de la Marcha Juvenil Nacional.

Sabemos, estamos seguros de que si nos mantenemos fieles, no importa cuántas batallas se tengan que luchar, cuántas de ellas se ganen o se pierdan, cuántas decisiones se tengan que tomar, cuántos obstáculos se tengan que vencer, cuantos argumentos se tengan que esgrimir, cuantas circunstancias personales confluyan, pues dentro de 50 años, todas las vicisitudes, todos los obstáculos, todos los esfuerzos, todas las desilusiones temporales, así como todos los logros, al final de cuentas estarán confluyendo al único plan de Dios, de encontrarse dentro de 50 años, porque aunque las piedras del camino se hayan convertido en arena y polvo, aunque la distancia se volviera más corta o más larga, o los problemas de cada día parecieran empeñados en formar todas las barreras posibles, nada podrá evitar que dentro de 50 años vuelvan a encontrarse, los jóvenes de esta generación, con los miles de jóvenes que ahí los estarán esperando, hacen falta miles de Cesar Fernandos y miles de Juan Boscos, pero seguramente que ahí estarán, porque ahí también, Cristo Rey, siempre joven, también los estará esperando.

Aquí la imagen del pergamino que les será entregado a los tres movimientos organizadores y nuevos aliados para los futuros eventos y creación de nuevos grupos de todos ellos a lo largo y ancho del país.