Ya para nadie es desconocido el nivel de fracaso y de retroceso que ha ocasionado a México, nuestra Patria, el pasado sexenio y lo que va de éste, nadie que tenga un mínimo de sentido común, o que haya experimentado en carne propia alguno de los múltiples factores de este fracaso, sea por la falta de medicinas, largas filas para tratar de obtener un medicina en el sistema de salud, o simplemente para agendar la fecha para una intervención quirúrgica de urgencia, y se le otorga para varios meses después, cuando tal vez sea demasiado tarde; por el desmantelamiento del sistema educativo y por el contenido inútil e ideologizado de los libros de texto, con los que se pretende eliminar la capacidad de competencia de nuestros niños y jóvenes en los mercados laborales internacionales que están emergiendo, conservando su dependencia de las dádivas perversas que matan la iniciativa; o por tantas microempresas a las que se ha dejado caer, cuando en situaciones como la pandemia de COVID, les costó el cierre de operaciones y la pérdida del patrimonio y los empleos, mientras que en otros países se les brindó la ayuda necesaria para salir adelante; o los dispendios multimillonarios en peculados que se produjeron en detrimento de PEMEX, CFE, SEGALMEX, por citar solo algunos de los más escandalosos, junto con la refinería que no refina, el tren que se descarrila o la central avionera que no genera ni siquiera sus gastos de operación; o la corrupción de una de las instituciones más importantes de cualquier país, como son sus fuerzas armadas. Es cierto que hay millones de personas, a quienes se ha “beneficiado” con dádivas por diversos motivos, desde la pensión universal para adultos mayores, pasando por los ninis, y los diversos programas sociales, algunos de los cuales pueden ser atinados, otros no, porque la mejor forma de destruir el futuro de un país, es financiando la improductividad y la holganza, en lugar de estimular e incentivar los buenos resultados en el desempeño académico, a los nuevos emprendedores, a quienes se apuestan en favor de los demás desde tantos y tantos puestos de servicio que se encuentran mal pagados, en el sector salud, educativo, de servicios, y tantos otros.
Más allá de los dispendios en obras inútiles, que solamente han servido para el enriquecimiento de las nuevas élites cobijadas bajo el manto protector de la secta conocida como MORENA, en la que se ha generado corrupción, ineptitud, falta de transparencia, fidelidad a base de amenazas de activar las carpetas de investigación por delitos contra el erario, o a petición expresa de los responsables, quienes a cambio de su impunidad, traicionan no sus principios, pues se ve que no los tienen, pero traicionan a la Patria y a la Constitución que en su momento juraron defender.
Por encima de todos estos vergonzosos temas, la realidad se nos vuelve a imponer, cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo, y que ya nada podía ser peor, surge justamente en la parte más sensible del tejido social, y en el tema que tan distorsionado ha sido por la autoridad, por el oficialismo, sí, el tema de las desapariciones forzadas, cifra que ya se sabía, puesto que la han demostrado diversos comunicadores independientes, o al menos no tan maniatados por el sistema, con cifras oficiales, cifras que están en las páginas de las propias dependencias, pero que el oficialismo se ha encargado de maquillar y de buscar esquivar la responsabilidad que les corresponde, puesto que ya no hay forma de culpar a los anteriores, dado que en el gobierno de la ciudad han estado los mismos, con diverso nombre, desde que tomó el poder el PRD, hasta la fecha, y en el gobierno federal, el traidor que pactó con López la entrega del poder a nivel nacional, y los que posteriormente han pactado también, que hoy disfrutan de embajadas y otros puestos como pago pos su servilismo traidor.
Pues más allá de todo esto, más allá de los montajes para desviar la atención y la responsabilidad, sea en el caso de desapariciones de algunas personas que han logrado tener notoriedad mediática, muy pocas, por cierto, o derivadas de los hallazgos más o menos dramáticos de los voluntariados de buscadores de desaparecidos, todo lo cual nos hablaba de que seguramente había datos y hechos ocultos, cuya evidencia por fin se ha vuelto notoriamente trágica, tras el descubrimiento y difusión masiva en redes sociales nacionales e internacionales del campo de exterminio de Jalisco, que no es el único seguramente, a nivel nacional.
El nivel de deshumanización, no solamente por las atrocidades de las que ahí se han podido encontrar sus recientes vestigios, de las cuales no cabe explicación lógica, no es creíble que sean personas que no están profundamente trastornadas las que son capaces de llegar a los niveles de crueldad, de deshumanización, de falta de todo escrúpulo, que seguramente obedece también a un proceso gradual de degradación, del cual cabría también preguntarse por sus causas. Ya se sabe que muchos llegan ahí a la fuerza, y que a la fuerza son obligados a luchar por su propia vida a costa de la de otros que se encuentran en esas tristes coordenadas de tiempo y espacio, porque han sido arrastrados por la corriente de la desgracia, de la pobreza, de la migración que provoca el hambre y la persecución en sus lugares de origen, no importa la causa, muchos de ellos llegaron ahí solo para cerrar el trágico destino construido en una cadena no menos trágica de situaciones que los llevaron a donde jamás se habrían imaginado, a donde jamás habrían querido. ¡Qué distinto destino les deparó su sueño de prosperidad! Eso en el caso de los que llegaron como víctimas de un pasado ya de suyo desgraciado, pero hay otros que han llegado por el camino de la búsqueda de la vida “fácil” que pareciera ofrecer la carrera del sicariato, esa carrera que puede iniciar simplemente siendo “halcones”, vigilantes de las zonas controladas, que se encargan de poner en alerta a “los grandes” de que se acerca un operativo, aquellos que llegan a pensar que más vale una vida corta, pero como rey, que una larga vida de pobreza. Macabra e injusta cualquiera de las vías que conducen a estos trágicos destinos, pero la que no se justifica es la de la “autoridad” si es que cabe la palabra, que negocia, que se beneficia de toda esta barbarie, tal vez ya fuera de control, pero que de todas formas se manifiesta en la falta de empatía, en la negación, en el firme propósito de ocultar y proteger a los responsables, a los que deberían haber previsto, impedido y castigado a los culpables, vengan de donde vinieren, y hasta donde llegaren los niveles de contubernio, corrupción y podredumbre, pues no hay otra forma de nombrar a un sistema que pretende erigirse sobre estas realidades, algo, mucho de todo ello está profundamente podrido, descompuesto.

Amarga prueba de ello es el cinismo con el que se pretende minimizar los hechos, la frialdad con la que se deja fuera de las investigaciones justamente a los afectados y descubridores de la tragedia, hay que dejar que los responsables acomoden o traten de hacerlo, acomodar los hechos, ahora conocidos por todo el mundo, para tratar de fabricar una verdad que nadie va a creer, para esparcir una cortina de humo y de espejitos, como si todos pudiéramos ser engañados como niños con esas estratagemas de mago barato, sin ofender a quienes viven de la digna ocupación de magos.
Que distinto sería nuestro país, si este régimen vergonzoso, que llegó al poder ofreciendo solucionar los problemas que a nuestra Patria y a nuestra democracia le habían infligido los actores anteriores, pero la desilusión, la traición que cometieron los del nuevo oficialismo, es que en muchos temas, económicos, sociales, de salud, en lugar de aplicar estrategias, se valieron de estratagemas, eso es lo que tenemos actualmente, un gobierno y de una camarilla podrida de corruptos, de ladrones y de narcotraficantes, todos criminales, todos coludidos en este macabro caleidoscopio nacional, que por medio de la estratagema, busca de forma evidente, descarnada y sin escrúpulos, perpetuarse en el poder y destruir la nación que es de todos los mexicanos convertida en fosa común nacional. Veamos lo que significa estrategia y lo que significa estratagema.
Estrategia: La estrategia, es una planificación metódica y a largo plazo basada en la inteligencia y la visión. Es un plan compuesto por una serie de acciones planificadas que ayudan a tomar decisiones y a conseguir los mejores resultados posibles. La estrategia está orientada a alcanzar un objetivo siguiendo una pauta de actuación y comprende todas las fases necesarias para su objetivo: análisis del problema, definición de los objetivos, aplicación de las soluciones y valoración de los resultados.
Estratagema: Una estratagema es un truco astuto o una táctica engañosa utilizada para obtener una ventaja momentánea o para superar una situación problemática. En el contexto de la guerra, una estratagema puede ser un truco para vencer a un adversario más fuerte, a menudo utilizando su propia fuerza en su contra. En general, la estratagema busca confundir o engañar para alcanzar un objetivo que de otro modo sería difícil de lograr.[1]
De modo que, ahora que esta macabra realidad ha llegado a los ojos del mundo, queda también más claro, lo que muchos ya sabíamos, que el famoso “Masiosare” no está fuera de México, lo tenemos aquí adentro, y debemos prepararnos, quienes amamos a México, para desenmascararlo, ponerlo al descubierto y evitar que logre su cometido de destruirnos y dominarnos indefinidamente. No esperemos a que sea demasiado tarde.

[1] Definiciones de Copilot en Microsoft.
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