Imágenes de Pinterest en Canva.
¡Resucitó! ¡Resucitó! Fue la convicción general después de la angustia inicial. María Magdalena había ido muy de mañana al sepulcro para buscar al Señor, para asegurarse de que todo estaba bien, ella no tenía la más remota idea de qué tan bien estaba Él, ni lo que iba a significar para toda la humanidad. Al no encontrarlo, la angustia inmediata le impidió ver o reflexionar nada, solo pensó en ir a avisar a los apóstoles y a María Santísima. La sorpresa inicial los desconcertó a todos. Repentinamente Juan, el discípulo amado y Pedro, quien será el sucesor, corren hacia el sepulcro, Juan, por respeto espera a que llegue Pedro para que sea quien entre y vea. Con el mensaje del ángel, poco a poco van integrando en su mente y en su corazón los fragmentos de la maravillosa realidad de que el Maestro “no está aquí, ha resucitado”.

Imagen tomada de Pinterest.
¿Y nosotros? ¿Creemos que ha resucitado? Génesis y Éxodo, Egipto y la Tierra Prometida; el pueblo escogido y el pueblo de Dios -la Iglesia-; Paraíso Terrenal y expulsión de él; varón y mujer los creó, Belén y Calvario; Evangelio y Apocalipsis. Todos estos binomios, son conceptos que tenemos que pensar en clave de esponsalidad, Dios y su criatura, el ser humano, todo es un gran mensaje de Amor, el que nos tiene Dios y nos tuvo desde toda la eternidad. Dicen los teólogos que uno de los atributos de Dios es la impasibilidad, que al tenerlo todo, un todo absoluto, al no necesitar nada dado que es omnipotente, no tenía necesidad de nosotros, pero fue su voluntad, llamar a la existencia todo lo creado, y, entre todo el universo, decidió, según vemos en el Génesis, crearnos a su imagen y semejanza.

Imagen tomada de Pinterest.
Que fuéramos un ser capaz de amarlo a Él, Dios creador, por voluntad propia y en plena libertad. Y, a partir de ese momento, “de alguna manera”, Dios necesita de nosotros, con esta óptica, todo lo demás tiene sentido, cada uno de los binomios mencionados más arriba, son la forma en la que se va cumpliendo el plan de Dios, para que volvamos a estar unidos a Él, y por eso Cristo pagó el rescate de nuestro pecado, devolviéndonos el derecho de salvarnos, si queremos. Él hizo lo suyo y está pendiente la parte que a cada uno de nosotros corresponde. A mí me cuesta creer que Dios está simplemente sentado en su trono, impasible, como estaba antes de crearnos.
En las últimas páginas del Apocalipsis, San Juan dice que el Ángel del Señor le dijo: “Ven, te mostraré a la Novia”, y lo que vio fue precisamente la Jerusalén Celestial, radiante como novia que espera al Esposo.
¿Qué viene entonces al final? ¡La luna de miel!, la eterna felicidad, entre Dios y la Iglesia, la experiencia de la plenitud del Amor de Dios, ya sin filtros, sin explicaciones ni especulaciones, estaremos con Dios, “que también estará feliz plenamente” y estará en permanentes muestras de amor por nosotros, sus criaturas y de nosotros a Él. ¡Todo es un mensaje de Amor! Por eso, digamos confiadamente, ¡Aleluya, ha resucitado el Señor, aleluya!

Imagen tomada de Pinterest.
Así lo describe el Himno de Laudes del día de hoy 20 de abril de 2025.
Tema musical: Jesus meine Zuversicht, Sir Cobworth. http://www.studio.youtube.com
Descubre más desde México, sus problemas y sus valores. Piensa bien, escribe bien, actúa bien.
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
