Primer domingo de Adviento 2025

Imagen tomada de Pinterest

El Adviento es el tiempo litúrgico que precede a la llegada del niño Jesús en el portal de Belén. La Iglesia nos lo presenta como uno de los tiempos ‘fuertes’ dentro del año litúrgico, y la razón de esto es que, no es solamente un tiempo de espera pasiva de un acontecimiento, un gran acontecimiento, ciertamente, pero es muy importante y por eso es necesario estar preparados. 

La preparación es un camino que recorre algo así como un mosaico, a través del cual, la idea es irnos convirtiendo y transformando interiormente en el lugar más adecuado para que Jesús nazca. Así es, Jesús no solamente vino al mundo hace más de 2000 años, el sigue viniendo, es más, es Él quien sigue esperándonos, pues se quedó para siempre con nosotros y nos espera en el Sagrario, porque más que ahí, Él quiere que tú le abras un espacio en tu corazón. 

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Para esto es que nos vamos a preparar, a lo largo de este espacio  de 4 domingos previos a la Navidad, en ellos, y cada día, vamos a ir en ese proceso, imagínate que así como  preparas en familia la casa para la “Cena de Navidad”, y tratas de que todo esté limpio, ordenado, adornado, y con la comida y bebidas que se habrán de compartir con familia y amigos, de esa misma forma vamos a ir preparando nuestra casa interior, nuestro propio corazón para que tenga ese espíritu que se refleja en la alegría de la casa lista para los amigos y familiares. Jesús será tu invitado de honor en tu corazón, siempre y cuando tú así lo decidas y hagas lo necesario. 

Y, suponiendo que aceptas esta invitación, este camino de preparación, vamos a hacerlo juntos, tú y yo, y ojalá que también te animes a vivirlo en compañía de otros, así como ‘los pastores’, que recibieron la noticia, y fueron ‘todos’ a ver al niño Jesús. 

En nuestro camino vamos a recorrer diversas regiones, desde la vigilancia esperanzada, que nos dispone a recorrer el trayecto con  la mejor  actitud, nos iremos convirtiendo sobre la marcha, en el ‘camino’, y en ese caminar iremos encontrando razones de gozo por la cercanía  de la llegada de ‘nuestro invitado’, de tal forma que lleguemos en una condición de plenitud espiritual y de alegría por la Encarnación  del  Verbo, quien se alojará en tu corazón, y en el mío, y en  el de todos los que le demos posada, porque Él quiere  vivir no con nosotros, sino EN NOSOTROS, y ser nuestro compañero  de camino. ¡Ah! Y por si fuera poco, María santísima nos irá acompañando en el camino. 

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Pero ¿en dónde empieza nuestro caminar? Para eso déjame hacerte esta pregunta: ¿Alguna vez te has sentido más o menos así? El mundo ofrece espejismos de plenitud: la inmediatez digital, el consumo sin límite, la promesa de éxito instantáneo. ¿Pero tú sigues sintiendo el corazón inquieto? Pues bien, en el Adviento vamos a tener presente que la verdadera promesa no es virtual, sino encarnada, como te dije, Dios viene a habitar entre nosotros, y su llegada iluminará la noche de nuestra espera. 

En la Biblia encontramos estas palabras: “Y Él enviará a Sus ángeles con UNA GRAN TROMPETA y REUNIRÁN a Sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro” (Mt 24, 31). 

Y San Pablo nos dice: “Y hagan todo esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertarse del sueño. Porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. «La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz” (Rom 13, 11-12) 

Mira qué hermosamente nos lo explica el papa Benedicto XVI, en forma cercana y paternal en su homilía del primer Domingo de Adviento de 2006:   

“Dios no es un recuerdo ni una promesa lejana: es el Dios-que-viene, siempre presente, siempre cercano. No ayer, no mañana, sino hoy, ahora. Su venida es continua, y en cada instante se abre la posibilidad de encuentro y salvación.» 

Benedicto XVI explicó que este verbo —venir— no es un recuerdo del pasado ni una promesa lejana, sino la descripción de la identidad misma de Dios: Él es el Dios-que-viene, continuamente presente en la historia y en nuestra vida. Su venida es constante, siempre actual, siempre cercana. 

• Hoy: porque cada instante es oportunidad de encuentro. 

• Ahora: porque no hay que esperar condiciones ideales; Dios se hace presente en lo concreto de nuestra vida, incluso en la fragilidad. 

• Venida continua: porque no se limita a Belén ni al retorno glorioso, sino que se manifiesta en cada gesto de amor, en cada sacramento, en cada búsqueda sincera de sentido. 

• Finalidad: liberar del mal y de la muerte, traer verdadera felicidad, encarnarse en Jesús y proyectar hacia su regreso glorioso. 

Para ti que buscas trascendencia, esta frase es un despertador espiritual: la plenitud que anhelas no está en un futuro incierto ni en un pasado idealizado, sino en un presente vivo donde Jesús se te ofrece como respuesta. 

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raulsalastorres

Ciudadano comprometido con México, nacido en 1955 en la Ciudad de México. Convencido de que una sociedad sólida, educada, formada en valores morales y cívicos es pilar fundamental para garantizar el desarrollo integral del país.

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