Las pantallas prometen todo al instante, pero solo la espera abre espacio a lo que realmente llena.
- San Pablo: “Todo me es lícito, pero no todo me conviene” (1 Cor 6,12). Veamos si lo podemos dejar un poco más claro, con lo que te propongo a continuación.
Un paso indispensable en nuestro recorrido de conversión en este adviento es superar el ‘espejismo de la inmediatez’, que es uno de los síntomas más claros de la situación en la que nos encontramos, en la que el mal uso, el abuso o la adicción a la tecnología nos ha sumido. Para ello, hoy tengo otro gran invitado, Carlos Llano, fue mexicano, filósofo, fundador e impulsor de instituciones formativas muy importantes como el IPADE y la Universidad Panamericana. Él nos explica, los diversos tipos de ‘bienes’ y cómo nos relacionamos con ellos.
– Bienes necesarios: aquellos indispensables para la subsistencia y la vida digna (alimentación, vivienda, salud).
– Bienes útiles: los que facilitan la vida y permiten alcanzar fines superiores, aunque no sean estrictamente indispensables (herramientas, medios de transporte, educación).
– Bienes superfluos: los que exceden lo necesario y útil, y cuya acumulación puede convertirse en signo de desigualdad o consumismo. Llano advierte, retomando la doctrina social de la Iglesia que “nadie tiene derecho a lo superfluo mientras otros carezcan de lo necesario”.
– Bienes ficticios o añadidos: necesidades creadas artificialmente por la cultura del consumo, que no responden a una exigencia real del ser humano, sino a un deseo inducido. Llano los vincula con el materialismo contemporáneo y la “pleonexia” (apetito insaciable de cosas materiales).
Ahora, para que sigamos profundizando y preparándonos en este recorrido de adviento, vamos a tener otra ‘plática’, en la que veremos interactuar a Carlos Llano con Romano Guardini y Luigi Giussani, a quienes conocimos ayer.
Para jóvenes en búsqueda de plenitud, esta clasificación es clave: les ayuda a discernir entre lo que realmente necesitan y lo que la sociedad les impone como “necesario” pero en realidad es ficticio. Llano conecta con Guardini y Giussani, porque todos insisten en que el corazón humano está hecho para lo infinito, y que reducirlo a lo inmediato o superfluo es traicionarlo.
Carlos Llano: «Los bienes se dividen en necesarios, útiles, superfluos y ficticios. El peligro es confundir lo ficticio con lo necesario: dejarse arrastrar por necesidades creadas artificialmente, que nunca sacian el corazón.»
Romano Guardini: «La cultura moderna corre el riesgo de perder la profundidad, porque todo se mide por la utilidad inmediata. Pero lo esencial no se alcanza en la prisa, sino en la espera que abre al misterio.»
Luigi Giussani: «El corazón humano está hecho para lo infinito. Cuando se conforma con lo inmediato o lo superfluo, se traiciona a sí mismo. Solo el encuentro con Cristo responde a la exigencia radical de nuestro deseo de trascendencia.»
• Llano nos ayuda a discernir los bienes: distinguir lo necesario de lo ficticio, a ser mesurados, a no caer en el consumismo que solamente genera frustración y la necesidad de más consumo.
• Guardini nos advierte contra la superficialidad de lo útil inmediato.
• Giussani nos recuerda que el corazón busca lo infinito y verdadero.
Esperar es resistir al espejismo de lo inmediato, contemplar, apreciar, sorprenderse. Hacer mucho con poco, pues hacer poco de mucho nos convierte en menesterosos emocionales, sin capacidad de reflexión, vamos de fracaso en fracaso, buscando en cada nueva experiencia lo que se convertirá en otra frustración. Y eso, como vimos ayer, nos hace perder el sentido de la vida. Tristemente es uno de los factores que han disparado el lamentable fenómeno del incremento de suicidios entre adolescentes, a nivel mundial.
Y recuerda: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Te espero mañana, para que sigamos avanzando. Mientras tanto, medita esto que vamos recorriendo, y, recuerda, María santísima camina con nosotros, ella también espera la llegada de Jesús, pero, así como hizo al visitar a su prima Isabel, lo quiere compartir contigo desde ahora. Encomendémonos a ella, para que siga caminando con nosotros.
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