Vigilancia como forma de Amor.

Imagen tomada de Pinterest.

Hoy día hablar de vigilancia no nos gusta, el término se ha convertido en un temor a ser vigilado, a ser reprimido, coartado en los derechos y en las libertades, pero ese es su sentido digamos extrínseco, estamos acostumbrados a ver en los otros un riesgo, un peligro, tendemos a poner a los demás bajo sospecha de lo que pudieran hacernos. Pero hay otro nivel, otra dimensión que es nuestro propio interior, es mucho más importante, porque somos nosotros mismos.  

Vigilancia como forma de amor es una actitud verdaderamente moderna, atrevida, audaz, porque implica volver la mirada hacia nosotros mismos, para ver en donde necesitamos iluminar, reparar, aceptar, corregir, en suma, necesitamos un oasis fuera del alcance de las prisas y las exigencias del mundo, pues no todo lo que se nos ofrece es necesario o conveniente, según veíamos ayer. 

Estamos necesitados de calmar el vertiginoso ritmo de la vida cotidiana, de la presión de las agendas urgentes, de los falsos compromisos. Por eso no entendemos el mandamiento de amar a los otros como a uno mismo, porque no estamos acostumbrados a amarnos, o nos amamos equivocadamente, porque no hemos hecho la depuración del egoísmo al amor propio, es más, lo confundimos, y por ello es por lo que, si no nos amamos bien, no podemos amar a los otros. El secreto del amor propio y el amor a los demás está en tratar de mirarnos y de mirarlos, así como Dios nos ve.  

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¿Que no se puede?, ¿Que es muy difícil?, yo solo te digo una cosa, Jesús les dijo a sus apóstoles: «Sean perfectos como mi padre celestial es perfecto». ¿Te imaginas? Tenemos que mirarnos ¡Como Dios lo hace! Y esperar de los otros que nos miren en la misma forma. Así es más fácil entender las palabras de San Pablo. 

«No durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios» (1 Tes 5,6). La sobriedad no es solamente el no estar ebrios, la sobriedad es una forma de dominio sobre nosotros mismos, que nos ayuda a conducirnos adecuadamente, te sorprendería ver los sinónimos que encontré en el diccionario: «moderación, comedimiento, prudencia, sencillez, austeridad»Esto, en la actualidad es ir contra corriente, ¿No crees?  

 «Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias» (Col 4,2). ¡Acción de gracias! ¿Acaso alguien la tiene actualmente? Por eso no entendemos, porque estamos confusos, estamos ‘Desvinculados’. La sociedad nos ha llevado a no estar presentes, a no tener presentes a los demás, los demás han pasado a ser números de seguidores, de ‘likes’, de ‘amigos en línea’, pero en la vida real los hemos erosionado, están, pero no los vemos, estamos, pero no nos ven, hemos perdido los vínculos reales, históricos, sociales, familiares, estamos cada vez más solos en medio del ‘Continente Digital’, al que todos podemos acceder, pero nadie es realmente ciudadano. Somos datos, somos comportamientos estadísticos, somos materia prima para las grandes plataformas que nos observan, nos conocen, nos utilizan, ¡Y nos venden!  

¡Pero dónde está el amor en todo esto! ¡Hay que cambiar el paradigma de la vigilancia por el de cuidado! 

Guardini:  «La vigilancia es la actitud de quien reconoce que la vida no se agota en lo útil inmediato. Velar es abrirse al misterio, es mantener despierto el corazón.» 

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Giussani:  «El corazón humano está hecho para lo infinito. Velar significa custodiar ese deseo, no dejar que se apague en la banalidad o en la prisa.» Y estar dispuesto a compartirlo. 

Carrón:  «La gran batalla de nuestro tiempo es contra la distracción y la banalidad. La vigilancia es la forma de amor que nos educa a reconocer la Presencia que permanece.» Y tener consciencia de que está también en cierta forma misteriosa, en todos los demás. ¡Pero es que no nos enseñan a mirar así! 

Pablo responde a los tres:  «Sí, velar es amar. La vigilancia no es miedo, sino alegría en la esperanza: estad siempre alegres en el Señor (Flp 4,4). La lámpara encendida es el corazón que espera al Amado.» Y que sabe Amarlo amando a los demás. 

¿No crees que todo eso se acerca más a las respuestas que buscas cada vez que vienen a tu mente y a tu corazón las grandes preguntas? 

Pablo nos da el mandato de velar como sobriedad y oración. Guardini lo interpreta como apertura al misterio. Giussani lo conecta con el deseo infinito del corazón. Carrón lo traduce en resistencia contra la banalidad y reconocimiento de la Presencia. Juntos, muestran que la vigilancia es forma de amor y alegría perseverante. Y, en verdad, es un reto apasionante, que podemos asumir e ir compartiendo y contagiando. Seamos así, hablemos de esto con los demás, vayamos contra corriente, vigilando con amor a este que soy yo mismo, porque quien es la Presencia, me ha querido y ha puesto a los otros, para que en ellos pueda verlo a Él. 

Para pedir ayuda en esta gran aventura: Padre Nuestro, Ave María, Gloria. 

Y recuerda que María camina contigo, mírala como madre y ten confianza en ella, ¡También Dios la tuvo!

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raulsalastorres

Ciudadano comprometido con México, nacido en 1955 en la Ciudad de México. Convencido de que una sociedad sólida, educada, formada en valores morales y cívicos es pilar fundamental para garantizar el desarrollo integral del país.

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