Caminar juntos hacia la luz, que es Cristo Jesús.

Imagen tomada de Pinterest.

 San Pablo: “Consolaos mutuamente y edificaos unos a otros” (1 Tes 5,11). 

La luz de Cristo no se alcanza en soledad: se descubre caminando juntos. 

El Adviento es camino, y ningún camino se recorre solo. La espera del Señor se convierte en peregrinación compartida: cada paso hacia la luz es más firme cuando se da en comunidad. Caminar juntos es reconocer que la fe no es un esfuerzo aislado, sino un tejido de vidas que se sostienen mutuamente. María, que nos acompañó en Guadalupe con ternura, hoy nos recuerda que la luz de Cristo se alcanza en comunión. 

  • La luz como meta compartida 

 San Pablo afirma: 

“Vosotros sois todos hijos de la luz e hijos del día.” (1 Tes 5,5) 

 Caminar hacia la luz es descubrir que ya somos parte de ella. La comunidad cristiana se reconoce como pueblo de la luz, llamado a vivir en claridad y esperanza. 

  • Caminar juntos en la fe 

 San Pablo exhorta: 

“Ayudaos mutuamente a llevar las cargas, y cumplid así la ley de Cristo.” (Gal 6,2) 

 El camino hacia la luz no se recorre en aislamiento. La caridad concreta se convierte en compañía: sostener al que tropieza, animar al que se cansa, compartir la carga. 

Imagen tomada de Pinterest.

  • La luz que anticipa la alegría 

 San Pablo recuerda: 

“La noche está avanzada, el día se acerca.” (Rom 13,12) 

 Caminar juntos hacia la luz es vivir en la certeza de que la oscuridad no tiene la última palabra. La comunidad que espera unida anticipa la alegría del Gaudete: la luz ya brilla en medio de la noche. 

Imagen tomada de Pinterest.

Dialogando con San Pablo: 

  • Guardini: “La comunidad cristiana es forma viva de obediencia a la verdad.” 
  • Giussani: “El signo de la comunión es la certeza de que Cristo está presente en la historia.” 
  • Carrón: “Caminar juntos es la pedagogía de la fe: la luz se verifica en la compañía.” 

Y t ú, ¿qué aportarías a estos diálogos? Puedes dejarlo en los comentarios. 

Este sábado nos invita a caminar juntos hacia la luz, reconociendo que la espera del Señor es comunión y esperanza compartida. Bajo el manto de María, la comunidad se convierte en signo vivo de la luz que viene. Así, la segunda semana concluye en fraternidad, y el corazón queda preparado para el domingo ‘Gaudete’, donde la alegría será el tono dominante: “Estad siempre alegres en el Señor.” (Flp 4,4). 

Mañana será Domingo de la Alegría, sigamos caminando al encuentro de Jesús.


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