Noche Buena y Navidad

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Algunas citas: 

  • Hoy les ha nacido un Salvador, Cristo Señor (Lc 2,11). 
  • Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer (Gal 4,4). 
  • Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; lo viejo ha pasado, lo nuevo ha llegado (2 Cor 5,17). 
  • Alégrense siempre en el Señor; se lo repito, alégrense (Flp 4,4). 

La ternura inicial del pesebre se convierte en certeza íntima: la Redención se instala en el corazón y nos renueva. 

Cómo me trasciende esto: 

  • Adviento como camino: cada semana preparó el oído y el corazón para este acorde final. 
  • Medianoche como umbral: la oscuridad se abre a la luz, la espera se transforma en presencia. 
  • Navidad como plenitud: no es sólo recuerdo, sino inicio de una vida nueva que se proyecta hacia la comunidad y la historia. 
  • La sinfonía de la vida: ternura, alegría, compromiso, esperanza. 

Cómo vivirlo: 

  • Familia: reunirse en torno al pesebre, bendecir la mesa, compartir un gesto de ternura que se convierta en promesa de cuidado mutuo. 
  • Comunidad: cantar juntos, abrir la casa o el corazón a quienes están solos, hacer de la medianoche un signo de fraternidad. 
  • Compromiso: elegir un gesto concreto de renovación —perdón, reconciliación, servicio— como fruto de la Redención que se celebra. 
  • Ilusión: encender una vela que permanezca más allá de la noche, como signo de la luz que no se apaga. 

Efecto:

La emoción de la medianoche no se queda en lo efímero: se instala en lo más íntimo del corazón. Desde ahí se proyecta como fuerza renovadora, como lo anuncia San Pablo, y como lo confirman los testigos que nos acompañan. La ternura inicial se convierte en compromiso, la alegría en misión, la familia en comunidad, la comunidad en Iglesia viva. 

Cómo explicarlo:

“La ternura que nace en Belén se convierte en fuerza que transforma el mundo. La Redención no es sólo destino, es presente que nos renueva. La medianoche se abre como sinfonía de felicidad profunda, que nos invita a vivir en plenitud, con ilusión y compromiso.” 

“Y no piensen que tienen que ir lejos para encontrarlo. No es necesario viajar a Belén ni buscar un pesebre escondido. El lugar ya está aquí: en la sala de tu casa, en la mesa compartida con tu familia, en la risa de tus amigos, en el camino hacia una fiesta, en el silencio de un hospital, junto a la cama de alguien que amas, o incluso sobre tu propia cama si estás enfermo. 

La Navidad no se vive en otro sitio: se enciende en el corazón, justo donde estás. No pierdan el sentido principal: esta noche puede ser distinta, puede ser la mejor Navidad de su vida, si dejan que la ternura se convierta en fuerza y que la alegría se transforme en compromiso. 

Imagen tomada de Pinterest.

Vivan esta Navidad como nunca, o como hace mucho no lo hacían. Porque el Niño que nació en Belén sigue naciendo en cada gesto de amor, en cada abrazo sincero, en cada esperanza compartida. Y esa es la verdadera fiesta que nadie puede arrebatarles.” 

En pocas palabras:

“No busquen Belén en otro lugar: está justo donde están. En la mesa con su familia, en la risa de sus amigos, en el pasillo de un hospital, en la fiesta que celebran o en el silencio de su propia cama. La Navidad no se viaja, se vive. Esta noche puede ser distinta, puede ser la mejor de su vida, si dejan que la ternura se convierta en fuerza y que la alegría se transforme en compromiso. Vivan esta Navidad como nunca, o como hace mucho no lo hacían… porque el Niño sigue naciendo aquí, ahora, en ustedes.” 

Convéncete:

  • “¡La Navidad está aquí, donde estamos! 
  • ¡La ternura nos renueva! 
  • ¡La alegría nos compromete! 
  • ¡Jesús Niño nace en nosotros, hoy!” 

Imagen tomada de Pinterest.


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